Los Sueños
¿Por qué soñamos?
Aún cuando no todas las personas son capaces de recordar que han soñado, lo cierto es que todos tenemos sueños cuando dormimos. Durante siglos los científicos se han preguntado qué función cumple este fenómeno, y parece que finalmente se ha desvelado el misterio: soñar es como pensar, pero de forma diferente al tipo de pensamientos que tenemos estando despiertos.
Todo el mundo se pregunta: ¿por qué soñamos? ¿Los sueños nos ayudan a resolver problemas?
Algunas sociedades primitivas -y no pocas modernas- creen que al soñar se tiene contactos con los esíritus o que, de alguna forma mágica, nos serán revelados los números de la lotería. Otros han propuesto que los sueños reflejan traumas o angustias que no somos capaces de expresar conscientemente, cuestiones que nuestro cerebro es incapaz de tratar estando despierto y que enfrenta solamente cuando dormimos.
Rara vez el sueño que recordamos es lógico. Por lo general contienen elementos que nos resultan fantásticos, extraños, aterradores o inquietantes. ¿Por qué nos resultan tan raros? Barret cree que “el sueño es en realidad otra forma del pensamiento, una que tiene lugar en un estado ligeramente diferente al que posee esta función cuando estamos despiertos. Aunque estemos soñando”, explica, “seguimos trabajando para resolver los mismos problemas que nos acosan cuando estamos con los ojos abiertos”. En resumen, pensar estando dormidos es diferente a hacerlo estando despiertos, por lo que los sueños proporcionarían una forma diferente de encarar los problemas.
Freud sostenía que la función de los sueñas era satisfacer nuestros deseos. Sin embargo, obtener logros en un mundo imaginario, que solo existe mientras dormimos no parece ser muy útil para ayudarnos en el mundo físico. Otros investigadores creen que los sueños no son otra cosa que un “efecto colateral” de la naturaleza humana, simplemente un ejercicio que permite descansar una parte del cerebro mientras que otras zonas se mantienen activas y se reponen sustancias químicas indispensables, y lo que soñamos es el equivalente mental de una TV que queda encendida sin señal en su antena.
¿Por qué soñamos?
Aún cuando no todas las personas son capaces de recordar que han soñado, lo cierto es que todos tenemos sueños cuando dormimos. Durante siglos los científicos se han preguntado qué función cumple este fenómeno, y parece que finalmente se ha desvelado el misterio: soñar es como pensar, pero de forma diferente al tipo de pensamientos que tenemos estando despiertos.
Todo el mundo se pregunta: ¿por qué soñamos? ¿Los sueños nos ayudan a resolver problemas?
Algunas sociedades primitivas -y no pocas modernas- creen que al soñar se tiene contactos con los esíritus o que, de alguna forma mágica, nos serán revelados los números de la lotería. Otros han propuesto que los sueños reflejan traumas o angustias que no somos capaces de expresar conscientemente, cuestiones que nuestro cerebro es incapaz de tratar estando despierto y que enfrenta solamente cuando dormimos.
Rara vez el sueño que recordamos es lógico. Por lo general contienen elementos que nos resultan fantásticos, extraños, aterradores o inquietantes. ¿Por qué nos resultan tan raros? Barret cree que “el sueño es en realidad otra forma del pensamiento, una que tiene lugar en un estado ligeramente diferente al que posee esta función cuando estamos despiertos. Aunque estemos soñando”, explica, “seguimos trabajando para resolver los mismos problemas que nos acosan cuando estamos con los ojos abiertos”. En resumen, pensar estando dormidos es diferente a hacerlo estando despiertos, por lo que los sueños proporcionarían una forma diferente de encarar los problemas.
Freud sostenía que la función de los sueñas era satisfacer nuestros deseos. Sin embargo, obtener logros en un mundo imaginario, que solo existe mientras dormimos no parece ser muy útil para ayudarnos en el mundo físico. Otros investigadores creen que los sueños no son otra cosa que un “efecto colateral” de la naturaleza humana, simplemente un ejercicio que permite descansar una parte del cerebro mientras que otras zonas se mantienen activas y se reponen sustancias químicas indispensables, y lo que soñamos es el equivalente mental de una TV que queda encendida sin señal en su antena.
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