Concursos de belleza, viaje, muerte, droga, homosexualidad, inocencia y sobre todo ternura, mucha ternura.
Estas son solo unas cuantas reseñas sobre esta genial película del 2006 de los directores Jonathan Dayton y Valerie Faris (Ruby Sparks). Con unas actuaciones sobresalientes sobre todo la de Alan Arkin y el polifacético Steve Carell y la tierna Abigail Breslin.
La película trata sobre una niña que sueña con ser campeona del concurso de belleza infantil "Little Miss Sunshine". para ello deberán viajar a California toda su familia, un tío depresivo-suicida, un hermano con un pacto de silencio y obsesionado con Nietzsche, un padre obsesionado con el triunfo, una madre desesperada por llevar adelante a su familia a duras penas y un abuelo que esnifa heroina. Sufren un viaje bastante accidentado pero finalmente llegan al concurso, terminado con la prohibición de por vida de no dejar entrar a esa familia en más concursos de belleza.
Película tragicómica, tratándo de muy buena manera los polémicos concursos de belleza norteamericanos, donde se visten a las niñas como muñecas y se les pintan y toda esa porquería (en mi opinión esos concursos son porquería), unos padres aprovechados que se hacen ricos tratando como un esclavo a su hija sin que esta, desde su máxima inocencia, se de cuenta. Luego la hija quedará traumatizada, y eso le marcará toda su vida, o no evolucionará y tendrá la misma mentalidad de esclavitud. Por otra parte está el tema de la familia, al principio aparece desunida pero finalmente, por un golpe de gracia, se hacen amigos y se ponen a bailar todos en el concurso para apoyar el baile-striptease de su hija (muy lógico), mofándose de todo lo que representaba ese concurso (me gustó esa mofa), y el tema del triunfo, triunfar en una sociedad que solo mira el bolsillo, y quien tenga más es mejor. Por supuesto, esta familia no es para nada una familia triunfadora en ese tema, pero sí en la unión familiar, gran trabajo llevado a cabo en gran parte gracias a la madre, que intenta mantener unida la familia en todo momento, por eso el personaje de la madre me parece digno de destacar.
Me dejó con una sensación de querer más, se me hizo corta, sobre todo tras el tronchante baile final familiar. Sin más, esta película la recomiendo y la puntuo con un 8.