Este es uno de los magníficos relatos que me invitan a dejar volar la imaginación, son inspiradores y por eso me encantan...
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PALABRAS PERDIDAS
La estancia, sin ventanas, está iluminada por unos candelabros colgados de un techo que se
pierde, apenas visible, allá en lo alto. Sus paredes, infinidad de estantes repletos de libros, le
dan forma, y se entrecruzan a modo de pasillos y galerías cuya estructura podría ser la de un
laberinto, construido a conciencia.
El polvo, testimonio y evidencia del paso del tiempo, se acumula en cada tomo, atestiguando su presencia en el lugar desde tiempos remotos. Aún así, todo parece ordenado, dispuesto para que lo buscado, si existe, y está allí, sea siempre encontrado.
Recorro entre ecos los pasillos, admirando la intangible sabiduría contenida, que sólo podría ser adquirida en infinitas vidas.
De vez en cuando intuyo murmullos, susurros que se escapan de las páginas cerradas, aprisionadas en las estanterías. Pero los libros escuchan, callados.
Sólo hablan en silencio.
Guiado por mis pasos, acompañado por sombras que parecen nunca abandonarme, llego a lo que aparenta una sala, en cuyo centro se encuentra dispuesta una mesa de madera tallada. En sus costados, frases labradas en un idioma extinguido quieren decir algo.
Sobre ella, multitud de hojas desparramadas alrededor de una vela encendida contrastan con el orden dispuesto. Y aquí y allá, pequeñas llaves que abren tesoros recónditos.
Ojeo algunos de los papeles, muchos escritos en lenguas desconocidas. Los que entiendo hablan de cosas pasadas y futuras, de verdades y mentiras, de realidades y fantasías que alguien un día escribió.
A un lado, un montón de folios vacíos esperan pacientes, sin decir nada. Junto a ellos, en un tintero enjuto de recuerdos, una pluma reseca rebusca restos de miserias.
La cojo, y cierro los ojos.
Me pierdo en busca de palabras perdidas, selladas con llaves de olvido en la prisión perpetua del silencio.
Al volver a abrirlos, una hoja en blanco me escupe verdades, realidades imposibles de plasmar con palabras.
Unas lágrimas caídas son absorbidas por el papel, que las agranda extendiéndolas por sus fibras, como si no fuesen suficientemente valoradas. Y en ellas queda expresado todo cuanto no se puede transmitir con palabras. Con palabras perdidas...
El polvo, testimonio y evidencia del paso del tiempo, se acumula en cada tomo, atestiguando su presencia en el lugar desde tiempos remotos. Aún así, todo parece ordenado, dispuesto para que lo buscado, si existe, y está allí, sea siempre encontrado.
Recorro entre ecos los pasillos, admirando la intangible sabiduría contenida, que sólo podría ser adquirida en infinitas vidas.
De vez en cuando intuyo murmullos, susurros que se escapan de las páginas cerradas, aprisionadas en las estanterías. Pero los libros escuchan, callados.
Sólo hablan en silencio.
Guiado por mis pasos, acompañado por sombras que parecen nunca abandonarme, llego a lo que aparenta una sala, en cuyo centro se encuentra dispuesta una mesa de madera tallada. En sus costados, frases labradas en un idioma extinguido quieren decir algo.
Sobre ella, multitud de hojas desparramadas alrededor de una vela encendida contrastan con el orden dispuesto. Y aquí y allá, pequeñas llaves que abren tesoros recónditos.
Ojeo algunos de los papeles, muchos escritos en lenguas desconocidas. Los que entiendo hablan de cosas pasadas y futuras, de verdades y mentiras, de realidades y fantasías que alguien un día escribió.
A un lado, un montón de folios vacíos esperan pacientes, sin decir nada. Junto a ellos, en un tintero enjuto de recuerdos, una pluma reseca rebusca restos de miserias.
La cojo, y cierro los ojos.
Me pierdo en busca de palabras perdidas, selladas con llaves de olvido en la prisión perpetua del silencio.
Al volver a abrirlos, una hoja en blanco me escupe verdades, realidades imposibles de plasmar con palabras.
Unas lágrimas caídas son absorbidas por el papel, que las agranda extendiéndolas por sus fibras, como si no fuesen suficientemente valoradas. Y en ellas queda expresado todo cuanto no se puede transmitir con palabras. Con palabras perdidas...
SENS